La oveja se quedó sin su pareja el día que ésta, sucumbiendo a los encantos del dinero fácil, aceptó el puesto de oveja bala en el Cirque du Corral. Desde entonces, juega todas las noches en el aprisco municipal un uno contra cero. Huelga decir que siempre acaba perdiendo, pues no hace otra cosa que encestar a la luna, esperando que de alguno de sus cráteres surja su pareja, extraviada por las caprichosas leyes de la balística.
Escrito fugazmente por Alberto "El Cometa" Ramos, el ínclito roedor cuentista.
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